¿Sabía que todos los seres vivos tienen un sistema inmunológico? ¡Por su puesto! De lo contrario ¿cómo podrían sobrevivir?

El sistema inmune es una red compleja de células conectadas entre sí que se encargan de la defensa de nuestro organismo

A todos los seres vivos pueden atacarlos agentes causantes de enfermedades. Incluso las bacterias, tan pequeñas que un millón de ellas cabrían en la cabeza de un alfiler, tienen sistemas de defensa contra las infecciones por virus. Este tipo de protección se hace más sofisticado conforme los organismos se hacen más complejos.

Los seres humanos tienen células o tejidos que enfrentan exclusivamente la amenaza de infecciones. Algunas de estas respuestas son inmediatas, de tal manera que un agente infeccioso pueda detenerse rápidamente; otras son más lentas, pero también más específicas para un determinado patógeno. De manera colectiva, a esta protección se le conoce como sistema inmunológico.

El sistema inmunológico humano es esencial para nuestra supervivencia en un mundo lleno de microbios, virus y bacterias  potencialmente peligrosos. Si ocurre un deterioro grave, incluso de una rama de este sistema, se corre el riesgo de infecciones y enfermedades e incluso la muerte.

¿Cómo funciona el sistema inmunitario?

La médula ósea produce continuamente glóbulos blancos que son parte del sistema inmune. Este refinado ejército de células «asesinas» se almacenan dentro de la sangre y el sistema linfático hasta que son necesarios para combatir una infección o enfermedad en el cuerpo. «Es una red muy compleja de células de distintos tipos que están interconectadas entre sí», ha explicado Alfredo Corell, Catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, España.

Cuando el cuerpo detecta sustancias extrañas que lo invaden (llamadas “antígenos”), el sistema inmunitario utiliza los glóbulos blancos  para activar  las defensas. Algunos atacan rápidamente a cualquier patógeno que invade el cuerpo. Otros glóbulos blancos se especializan y se adaptan para combatir agentes patógenos particulares. A estas dos funciones se les llama:  inmunidad innata e inmunidad adaptativa.

Existen varios tipos diferentes de glóbulos blancos, cada uno, tiene un rol específico en el escudo de defensa:

Linfocitos:  (T y B) son vitales para producir anticuerpos contra las bacterias, virus y otras amenazas.

Neutrófilos: Destruyen las bacterias y los hongos.

Basófilos: Alertan al cuerpo de las infecciones al secretar químicos hacia el torrente sanguíneo, principalmente para combatir las alergias.

Eosinófilos: Responsables de destruir los parásitos y células cancerígenas, son parte de una respuesta alérgica

Monocitos: Son responsables de atacar y descomponer los gérmenes o las bacterias que entran al cuerpo.

Cuando es necesario, los monocitos viajan a otros órganos, como el bazo, el hígado, los pulmones y la médula ósea, en donde se transforman en una célula llamada macrófago.

Un macrófago es responsable de muchas funciones, incluyendo eliminar el tejido muerto y dañado, destruir las células cancerígenas y regular la respuesta inmunitaria.

Nuestro sistema inmune
El sistema inmune, el poderoso escudo de defensas que ganará la guerra contra la COVID

El sistema inmunitario es una red muy compleja de células de distintos tipos que están interconectadas entre sí, se compone de células que atacan a los virus y bacterias.

Nuestro sistema es tan perfecto que es capaz de hacer frente a toda forma posible de patógenos, incluso los desconocidos. En cuanto aparece un agresor el sistema inmune lanza sus armas, envía sus células asesinas y despliega su escudo de defensa, posteriormente envia a sus especialistas dirigidos a un patógeno concreto.

¿Cómo fortalecer el sistema inmune?

  • Ejercicio: Hacer ejercicio con moderación, entre 30 a 60 minutos, casi todos los días mejora la inmunidad y ayuda a manejar el estrés. El ejercicio es el mejor antidepresivo y el menos utilizado. Aumentala respuesta inmune haciendo que el organismo libere cientos de hormonas, neurotransmisores que dan la sensación de placer.
  • Alimentación: Mantener una alimentación equilibrada y saludable es importante para fortalecer el sistema inmune. La mejor dieta para las defensas de tu cuerpo es aquella que se basa en alimentos enteros, mínimamente procesados, que se cocinan principalmente en casa. Comer demasiados alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sal puede debilitar la inmunidad.
  • Manejar el estrés y la ansiedad: Los peores enemigos del sistema inmune son el estrés y la ansiedad, ya que liberan cortisol que es inmunosupresor. El mundo actual nos condiciona a un estrés constante, sin embargo hay que tratar de mantenerlo bajo control.
  • Dormir lo suficiente: Al estar privado de sueño, el cuerpo produce cortisol para mantenerse despierto y alerta. Esta hormona suprime la respuesta del sistema inmune. Tener un sueño reparador y dormir las horas suficientes reforzará de forma natural el sistema inmune.
  • Suplementación con vitaminas y minerales: Las vitaminas, minerales y otros fitoactivos, ejercen un papel importante como cofactores de muchas vías metabólicas y se consideran esenciales para la integridad y el perfecto funcionamiento del sistema inmune.

¿Qué tomar?

Debido a que los componentes del sistema inmune son muy variados, mantenerlo saludable significa obtener una variedad de vitaminas y minerales, que a menudo trabajan juntos en docenas de funciones de estimulación inmunológica. Lo ideal es combinar los nutrientes y fitoactivos esenciales al sistema inmune en una sóla fórmula.

  • Cobre:  es un antioxidante y contribuye en las funciones de las enzimas digestivas.
  • Hierro: si sus niveles están por debajo de lo recomendado, disminuye la capacidad de defensa de los glóbulos blancos.
  • Selenio: potencia la actividad de las células de defensa.
  • Zinc: cuando no hay suficiente en el organismo, afecta el crecimiento y aumenta la aparición de enfermedades autoinmunes.
  • Magnesio: a menor consumo del necesario se presenta inflamación y envejecimiento.
  • Vitamina B6: en caso de déficit hay disminución de glóbulos blancos y respuesta alterada.
  • Vitamina B12: con niveles por debajo de lo normal se presenta disminución de células de defensa.
  • Vitamina C: aumenta la capacidad de las células para defender al organismo, posee una gran capacidad antioxidante.
  • Vitamina A: en caso de déficit falla la capacidad de las células de defendernos.
  • Vitamina E: a menor consumo se deteriora nuestra capacidad inmune, ya que esta vitamina nos protege de infecciones.
  • Vitamina D: estudios han demostrado una relación entre el déficit de esta vitamina y la incidencia de infecciones respiratorias.
  • Probióticos que ayudan a desarrollar bacterias buenas en el intestino, lo que estimula el sistema inmune y fomenta un intestino y una digestión saludable.

Tu sistema inmune se nutre día a día

El sistema de defensas se nutre y alimenta cada día, no esperemos a tener una enfermedad para fortalecerlo porque será demasiado tarde.

  1. Actividad física moderada
  2. Procurar un sueño reparador
  3. Manejar el estrés para evitar la baja de las defensas
  4. Evitar los lugares muy concurridos
  5. No consumir azúcar, comida procesada y/o rápida, ni grasas trans
  6. Consumir diariamente frutas y verduras
  7. Suplementación diaria

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