La fórmula ideal para el bebé

El calostro y la leche materna proporcionan condiciones que favorecen el crecimiento de microorganismos extremamente importantes para la salud del niño, que son los lactobacilos y las bifidobacterias.

Aparte de  contener factores de crecimiento para esas bacterias (prebióticos natural), la leche materna proporciona el mantenimiento de un ambiente físico-químico específico para la instalación de flora benéfica factores bifidogenicos (prebióticos).

Como estas sustancias no son digeridas, ellas previenen que se fijen en el intestino los enteropatógenos, actuando como receptores homólogos y son fermentadas produciendo ácidos que contribuyen como fuente energéticas para el organismo, estimulan la proliferación del epitelio del colon y tienen acción antimicrobiana.

El alimento ideal

La leche materna ofrece la combinación ideal de nutrientes y anticuerpos para el bebé, incluyendo las vitaminas, proteínas y grasas que necesita. Además, su composición cambia conforme crece el bebé, de modo que satisface las necesidades en sus diferentes etapas de desarrollo. Un beneficio adicional: la variedad de sabores que recibe el bebé en la leche materna lo prepara mejor para aceptar los diferentes sabores de la comida sólida.

Defensa contra riesgos en su medio ambiente

La lecha materna contiene anticuerpos que le ayudan al bebé a combatir diferentes tipos de virus, bacterias e infecciones. Pero aún más importante, debido a que provienen de la madre, los anticuerpos que se transmiten son específicamente aquellos que le permiten combatir los peligros a los que el bebé está expuesto en su medio ambiente. Ninguna fórmula podría brindar este beneficio personalizado. Por eso y con mucha más razón si la madre enferma con un virus leve, al momento de amamantar se le transmite las defensas que el propio cuerpo creó para combatirlo.

 

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